El Atlético de Madrid se marchó de vacío de Anfield tras un partido frenético en el que rozó la épica. El conjunto rojiblanco cayó 3-2 ante el Liverpool, víctima de un cabezazo de Virgil van Dijk en el tiempo añadido, después de que Marcos Llorente neutralizara con un doblete el desastroso inicio de los de Simeone.
El encuentro arrancó cuesta arriba para los madrileños. En apenas cinco minutos, Salah, con la colaboración de Robertson en un disparo desviado, y el propio egipcio de nuevo, tras asociarse con Gravenberch, colocaron un 2-0 demoledor que hacía presagiar una noche larga. El Atlético sufría atrás, con Lenglet y Galán superados una y otra vez, y necesitaba una reacción inmediata para no quedar fuera del partido.
El alivio llegó en el añadido del primer tiempo, cuando Llorente recortó distancias tras un servicio de Raspadori que permitió al ‘14’ rojiblanco revivir su idilio con el feudo ‘red’. Tras el descanso, el equipo de Simeone resistió mejor, aunque volvió a quedar expuesto a las contras del Liverpool. Salah pudo sentenciar con un disparo al palo, pero el Atlético encontró aire gracias al propio Llorente, que en el minuto 80 firmó el 2-2 con una gran volea desviada levemente por Mac Allister.
El empate parecía un botín impensado, pero el conjunto de Arne Slot no bajó los brazos y volcó el campo en los minutos finales. Tras una sucesión de saques de esquina, fue Van Dijk quien se elevó por encima de todos para conectar el cabezazo que dio la victoria a los locales en la prolongación. La expulsión de Simeone por una discusión con la grada fue la guinda amarga a un estreno europeo que deja al Atlético sin premio pese al esfuerzo.
Lo positivo para los rojiblancos: apenas es la primera jornada. Lo negativo: el mal arranque defensivo y la sensación de que, una vez más, Europa exige mucho más.