El Real Oviedo vive horas de incertidumbre con su técnico, Veljko Paunovic. Los malos resultados han colocado al conjunto carbayón en una situación delicada: una sola victoria en seis jornadas y cuatro derrotas lo mantienen en la 17ª posición de la tabla, rozando el descenso. El próximo duelo, en el Carlos Tartiere frente a un Barcelona en plena racha, aparece como una prueba de fuego para medir la solidez del proyecto.
El partido llega en un contexto complejo. La afición sigue apoyando, pero empieza a mostrar su malestar por la falta de resultados y teme que la temporada se complique demasiado pronto. El vestuario, por su parte, necesita un punto de inflexión que devuelva confianza a un grupo que ha mostrado más dudas que certezas en este arranque.
Paunovic sabe que no tiene demasiado margen. El calendario aprieta y el pulso deportivo exige una reacción inmediata. La visita de un rival del calibre del Barcelona puede ser tanto un trampolín inesperado como la sentencia definitiva si el equipo no da la talla.
El tiempo y el juego marcarán el futuro del técnico serbio. El Tartiere dictará sentencia: o el Oviedo revierte la dinámica y encuentra oxígeno, o la era Paunovic corre serio riesgo de llegar a su fin antes de lo previsto.