El joven brasileño Endrick regresa esta semana a los entrenamientos del Real Madrid tras casi cuatro meses de ausencia. La lesión sufrida el 18 de mayo ante el Sevilla, seguida de una recaída durante el Mundial de Clubes en Estados Unidos, ha frenado en seco su progresión.
En este tiempo, la competencia en la delantera blanca se ha recrudecido: Gonzalo se ha ganado un sitio con su explosión goleadora, Mastantuono ha aterrizado como apuesta de futuro y Rodrygo sigue en la plantilla, mientras Mbappé se ha consolidado como referencia ofensiva.
El brasileño, que lucirá el histórico dorsal 9 del Madrid —heredado de figuras como Cristiano Ronaldo, Benzema o Ronaldo Nazario—, afronta un desafío diferente al de su primer curso. Si entonces era visto como alternativa, ahora debe luchar por minutos en un ataque sobrepoblado y de gran nivel.
Un reto bajo Xabi Alonso
Endrick convenció a Carlo Ancelotti con goles en la Copa del Rey (5 tantos) y cerró su primera campaña con 7 dianas en 847 minutos, un promedio de un gol cada 120 minutos. Sin embargo, con Xabi Alonso aún no ha debutado y tendrá que adaptarse a un modelo de juego más exigente en lo colectivo. El técnico busca un “9” completo, capaz de aportar más allá del gol.
El contexto no ayuda. Pese a que el Madrid cuenta con varias bajas, el club no quiere forzar recuperaciones y evaluará semana a semana el estado de sus lesionados.
Endrick deberá centrarse primero en lograr el alta médica y, después, en alcanzar el ritmo competitivo que le permita entrar en la rotación en un momento clave: el primer gran Tourmalet de la temporada, con siete partidos en tres semanas entre Liga y Champions.
Con 19 años, Endrick vive la paradoja de portar un número legendario y al mismo tiempo tener que reinventarse desde cero para hacerse un hueco. Su reto es doble: convencer a Xabi Alonso y no perder espacio en la selección brasileña, donde sabe que necesita minutos para seguir contando.